viernes, 19 de mayo de 2017

LOBSTER, película rara


Langosta: una película extraña y divertida, que derrocha originalidad y convierte el surrealismo en una metáfora más evidente, por momentos divertida y por otros curiosa, que vale la pena ver como una promesa de potencial y talento del director griego Giorgos Lanthimos.



La película trata acerca de una sociedad distópica en la que todos tienen una pareja ideal basada en algún rasgo distintivo que comparten y quienes pierden a su pareja son enviados a un lúgubre hotel en el que se les da la oportunidad de conseguir una pareja ideal en 45 días o de lo contrario serán convertidos en un animal. Durante ese tiempo, éstas personas no tienen que preocuparse por su alimentación, ni alojamiento, ni ninguna de sus necesidades básicas. Usan la misma ropa, comparten espacios públicos y hacen actividades colectivas. Pero el lugar tiene muchas reglas, como no poder insinuarse a alguien, no poder masturbarse, etc. y el incumplimiento de alguno de sus dictámenes es castigado severamente. Por supuesto, resulta difícil para muchos encontrar a una compañera(o) ideal en esos 45 días. Por otro lado, entre las actividades que realizan, los huéspedes salen a cazar personas solitarias que viven en libertad en el bosque, pero que no tienen hogar ni cabida en esta sociedad, cada vagabundo que matan les compra días extra. Así de bizarra es la premisa.

Si bien es una película de autor, peculiar y pretenciosa, también es accesible a las audiencias, no es polémica ni controversial. Su trama es extraña, pero no tanto como para incomodar. Su narrativa es coherente, pero por momentos, pierde poder de persuasión y no llega a remecer al espectador. Sus personajes son extravagantes, pero son interpretados por estrellas de Hollywood lo que le quita sabor independiente. Es una película rara pero tampoco retorcida, que podría explorar aspectos mas oscuros de la psiquis pero que se limita en su complejidad. Es una película sobresaliente, cierto, pero francamente pienso que no aprovecha completamente sus posibilidades.



El personaje principal es David, interpretado por Colin Farrel, es un hombre recientemente viudo, parco y dócil, que llega con resignación al tétrico hotel, y al que se le explican todas las reglas del lugar. Posteriormente, empieza a socializar con los demás huéspedes y a través de esas interacciones conocemos a otros extraños personajes como “El hombre que sesea” interpretado por John C. Reilly, “El hombre que cojea” interpretado por Ben Whishaw, "La mujer que sangra de la nariz" interpretada por Jessica Barden, etc, que al igual que él, están ahí para encontrar pareja y evitar que los transformen en animales. De hecho, el hermano del protagonista también estuvo ahí y no logró su cometido, por lo que lo convirtieron en un perro. Más adelante David conocerá a otros personajes como "La líder solitaria" interpretada por Léa Seydoux y "La corta de Vista", por Rachel Weisz.

Esta es la segunda película que veo del ateniense Giorgos Lanthimos, después de la notable “Dogtooth”. En aquella cinta, un padre de familia sobre protector y extremista tiene a su familia confinada en una enorme casa, sus hijos nunca han salido del recinto y no conocen el mundo exterior, no tienen T.V., no tienen teléfono ni leen noticias, todas sus costumbres son las que el maquiavélico padre les permite tener. La demencia del patriarca llegaba a extremos en los que les hacía creer a sus hijos que los aviones que surcaban el cielo en realidad eran diminutos o que la palabra teléfono significaba “sal de mesa”. En esa película, el director griego emerge exitoso porque no se cuida en su construcción, no se contiene en su extravagancia ni utiliza artilugios comerciales par agregar valor a su obra, se siente autréntica. En el caso de “Langosta”, como ya mencioné, hay una red de seguridad que no permite obtener la emoción y la autenticidad de su predecesora, especialmente, para quién como yo la disfrutó.


Pero “Langosta” tiene también virtudes que la destacan sobre cualquier cinta convencional, ahí tenemos, por ejemplo, su fotografía, su guión surrealista, su sentido del humor ácido y hasta su dirección de arte. Pero definitivamente, como argumento principal de su atractivo está su rareza. Por lo general, una buena película rara emociona porque se vuelve impredecible y nos adentra en una travesía, nos lleva a un lugar nuevo. En este caso la trama empieza así, extravagante y compleja, sin embargo, conforme avanza, la historia pierde verosimilitud y se extingue su vanguardismo. 

Mi conclusión es que vale la pena verla pese a sus falencias, especialmente si no has visto “Dogtooth” (que recomiendo ver después de Lobster), y reafirmo mi entusiasmo por la próxima película de Lanthimos (posiblemente en Cannes). Recomendable para el cinéfilo promedio y medianamente recomendable para adoradores de Charlie Kauffman.

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