Toy Story 4
La última película de la saga “Toy Story 4”, es una gran película, divertida, extraña, sorprendente y entrañable. No sé si podría decir si es mejor que la 3, sin embargo, es suficientemente buena para cerrar la travesía por la que hemos venido siguiendo a estos realmente queridos personajes. A diferencia de las anteriores, en que los juguetes enfrentan crisis de identidad, de amistad, de familia, o hasta de propósito; en esta película se tratan nuevos temas: El destino, el cambio, las desiciones y el control de nuestras propias vidas.
La película, en coherencia a sus predecesoras, es, definitivamente, la mejor en aspectos técnicos. Una de las virtudes de esta franquicia es justamente, su prolijidad técnica, correspondiente a las herramientas tecnológicas disponibles en su propia era. Y cada una, desde la primera, ha sido mejor que la anterior, consiguiendo siempre la excelencia, sea técnica, narrativa, audiovisual y conceptual. Los detalles en esta última entrega son realmente extraordinarios, desde la ropa, la profundidad de campo, y la iluminación sugestiva al servicio de la narrativa, todos los aspectos llegan a un nivel impresionante, al punto que, por momentos, nos convence de estar viendo la realidad y no una animación.
Lo más interesante de esta historia es su osadía, teniendo en cuenta que es una película animada apta para todos, ya que se mueve entre géneros cinematográficos, ideologías en boga y hasta preguntas existenciales. Es una historia arquetípica sobre cómo enfrentar el futuro, la vejez (u obsolescencia en su caso) y la incertidumbre. Pero, por otro lado, también se trata del cambio, del paso a una nueva vida, de enfrentar los nuevos tiempos con amor y entereza, conscientemente, y del sacrificio para lograr un significado mayor y más elevado.
Woody, siempre fue un héroe, siempre fue el favorito, siempre fue el más querido. Pero, ahora, debe enfrentar que sus días como juguete favorito se han ido y que hay otras cosas importantes para Bonnie. Sin embargo, la nobleza de ineludible de Woody, su temperamento, su coraje y su bondad, lo motivan a ayudar a Bonnie en su primer día de clases. Cuidándola como su ángel de la guarda, Woody le brinda a una temerosa Bonnie, materiales sacados de la basura para crear algo con sus propias manos, así nace “Forky” un juguete ensamblado con partes que cualquier niño puede conseguir, pero es esta expresión artística pura que le permite a Bonnie superar su primer día de escuela.
Ahora Woody, se ha puesto a sí mismo en la posición de protector y se siente responsable por la niña. Así las aventuras empezarán a darse cuando la niña pierda constantemente a Forky y sea Woody quien tenga que encontrarlo para asegurar que no se quebrante la felicidad de Bonnie. Lo gracioso es que este nuevo juguete a diferencia de los juguetes hechos en serie, no sabe qué es ni quién es, es algo torpe, frágil y hasta se ve atraído por volver a la basura, el lugar de dónde provino originalmente.
Entre las muchas aventuras que genera esta situación, estará un reencuentro con Bo Peep, un juguete de la hermana de Andy, que fue desechado. Recordemos que ella era el interés romántico del tímido Woody, y en la secuencia inicial se nos cuenta cómo ella fue desechada junto con una lámpara de noche, cuando la hermana menor de Andy ya no tenía miedo de la oscuridad. Esta vez, vemos en Bo Peep a una mujer segura, independiente y con mucha determinación, muy distinta a aquella dama más recatada pero segura de sí misma, que vimos en la segunda parte. Bo Peep es algo así como un evidente ícono feminista, empoderado con el tiempo, pero desarrollado con mucha elegancia.
Por otro lado, está la antigua y algo tétrica muñeca Gabby Gabby, un personaje muy interesante, con su propia trágica historia. Ella junto a sus secuaces, unos muñecos de ventrílocuo bastante perturbadores, gobiernan la tienda de antigüedades donde terminan los personajes. Esta tienda y toda la secuencia delinean una atmósfera de terror y misterio. Gabby Gabby eventualmente secuestra a Forky con el fin de atrapar a Woody y quitarle su dispositivo de voz, el cual ella tiene malogrado. Es esta carencia la que la colocó en esta tienda en primer lugar y fue abandonada por su antigua dueña, que creció y la olvidó. Algo curioso es cómo este personaje, progresa pasando de ser un villano a un alma herida en busca de redención.
Así cuando parece que nuevamente el héroe será también el mártir, aparecen dos rumbos finales en la historia, por un lado, la elección de Woody. Esta vez, él puede elegir y tendrá que hacerlo sabiendo que las cosas han cambiado, y lo que el más temía no era el fin sino el principio de otra vida que puede ser tan plena como la que anhelaba. Termina así el arco narrativo de este amado personaje. Por fin, Woody es feliz y hace algo bueno por sí mismo. Y por el otro lado, se abre la puerta existencial, ya que, en el epílogo, es Forky quien parece que tendrá que descubrir su propósito en la vida, y cómo es que está vivo.
Finalmente, cabe notar que esta historia que viene siendo contada hace ya algunos lustros, tiene una conexión emocional innegable con dos públicos, el de las primeras películas, que entonces eran niños, adolescentes o jóvenes y ahora son adultos. Evidentemente, marcó una época en la vida de ellos. El otro público es el de las nuevas generaciones, el de los hijos de los primeros espectadores. Es por esto que padres e hijos pueden disfrutar juntos de una historia con elementos arquetípicos y muy didáctica sobre, no solo valores fundamentales y familiares, sino también sobre las adversidades y nuestra actitud hacia ellas.